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Eslovaquia<\/h2>\n <\/div>\n
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Eslovaquia es quizás uno de los países centroeuropeos más poco conocidos por el turista español pero no por ello deja de ser un lugar que no merezca la pena visitar. Pese a que todavía tiene el lastre de su pasado comunista, Eslovaquia es un país con mucho que ofrecer. Historia, naturaleza y cultura son algunos de los innumerables atractivos, todavía ajenos al turismo de masas, que sin duda hacen de Eslovaquia un destino por descubrir.\r\nDesde que se independizaron el año 1993, los eslovacos están trabajando duro para que su país se ponga a la altura, económicamente hablando, de su vecina y antigua socia, la República Checa. Eslovaquia es un país asequible, sobre todo por los alrededores de sus ciudades principales. Es bastante sorprendente circular por las carreteras eslovacas y encontrar restaurantes que ofrezcan menús a 2,5 euros. Es por ello que Eslovaquia puede ser un destino atractivo para el español medio y más en estos tiempos de crisis. Pero no sólo es recomendable porque es económico para el bolsillo sino porque es un país potencialmente atractivo por muchas razones. En este reportaje hablaremos de tres enclaves indispensables en una visita a Eslovaquia: Bratislava, Piestany y el Castillo de Bojnice.\r\nLa estampa más característica de Bratislava la protagoniza su castillo, originario del siglo XV pero restaurado después de un incendio a principios del siglo XIX. En la actualidad alberga parte de las obras del Museo Nacional de Eslovaquia. Desde este emplazamiento merece la pena contemplar unas increíbles vistas del Danubio a su paso por la ciudad.\r\n\r\nSorprenden en las calles del centro histórico unas curiosas estatuas como la del soldado del Ejército de Napoleón (el famoso Cumil) que emerge de una alcantarilla como si de una trinchera se tratase, o la del Paparazzi escondido en una esquina (seguro que no hay fotógrafo en el mundo, aunque éste no sea de carne y hueso sino de metal, que haya sido objetivo de tantas instantáneas).\r\n\r\nBratislava está plagada de numerosos edificios de todos los estilos arquitectónicos. Buena muestra de ello se puede comprobar en la denominada Plaza Principal. En el centro de ésta se sitúa la fuente de Maximilian, la más antigua de la ciudad, construida en el año 1572. El lado este de la plaza lo ocupa el ayuntamiento, mezcla de estilo gótico y renacentista, mientras que en el oeste se erige uno de las construcciones más singulares de la ciudad en estilo art noveau, obra de Edmund Lechner. En el norte destaca el Palacio de Kutscherfeld, que alberga hoy en día la embajada francesa.<\/div>\n <\/div>\n<\/div>\n"